AL TABLERO
No. 37, Octubre – Diciembre, 2005
PARA VIVIR EN UN MUNDO GLOBAL
Experiencias y retos para docentes y estudiantes en la enseñanza y el aprendizaje del inglés; la importancia de los Estándares de competencia comunicativa en lengua extranjera: inglés y las metas del Programa Nacional de Bilingüismo, desde la óptica de Ricardo Romero, consultor en políticas para la enseñanza del inglés y de Anne-Marie Truscott de Mejía, del Centro de Investigación y Formación en Educación, de la Universidad de los Andes.
AT: ¿Cuál es la importancia de enseñar una segunda lengua en los colegios de Colombia?
AMTM: Hoy es evidente que el manejo de una sola lengua no es suficiente en un mundo interconectado. La capacidad de ser bilingüe o multilingüe es cada vez más necesaria para el estudio, el trabajo y la convivencia. Colombia ha tenido una larga tradición de incluir lenguas extranjeras, como el inglés, el francés, el alemán, el italiano en el currículo escolar, para que los bachilleres tengan una visión pluralista del mundo y entren en contacto con otras maneras de pensar y de expresarse, a fin de que este reconocimiento de la diversidad lleve a un reconocimiento de la tolerancia y del respeto del otro/otra.
RR: La introducción de la enseñanza de un idioma está directamente relacionada con el desempeño académico y responde a tres necesidades: manejo de otras áreas del currículo, la exigencia de las universidades para poder realizar estudios superiores y las exigencias del mercado laboral, en lo tecnológico, lo científico y lo cultural.
AT: ¿Qué aporta el bilingüismo para el desarrollo de competencias de los estudiantes colombianos?
RR: Hay tres áreas principales en las que el bilingüismo aporta al desarrollo de las competencias de los estudiantes: en la formación de estructuras sólidas de pensamiento y de competencias ciudadanas y científicas, y en el estímulo del espíritu investigativo.
AMTM: Como reconoce la Constitución, Colombia es un país multilingüe y pluricultural. Esta riqueza constituye una base sólida para afrontar los retos en un mundo globalizado. Hoy el español es una lengua de comunicación internacional, como el inglés, el francés y el alemán, entre otras. Un estudiante colombiano que logre un buen dominio de su lengua materna y capacidades en otra, un estudiante bilingüe, estará bien posicionado para enfrentar las nuevas exigencias de este mundo cada vez más interdependiente.
AT: ¿Cuál es la relación entre el aprendizaje de la lengua extranjera y el conocimiento de otra cultura, en el contexto colombiano?
AMTM: Se puede ver desde dos puntos de vista: como una amenaza o como una ventaja. Creo que la segunda opción es lo deseado, pero depende mucho de cómo se hace el acercamiento a la lengua y la cultura. En algunos casos se hace una valoración extrema de la cultura extranjera, y el mensaje oculto es que la lengua propia no vale, mientras que las materias importantes se ven en la otra lengua. Es fundamental que los estudiantes valoren y sean conscientes de su identidad como colombianos. Esto no implica que tengan que rechazar las otras culturas, sino que aprecien la interculturalidad y se acerquen a las otras culturas en una relación recíproca. Me parece que la clave sería el empoderamiento para un cambio verdadero en mentalidades y prácticas.
RR: No hay enseñanza de un idioma sin enseñanza de la cultura de ese idioma. El reto con el inglés consiste en que no se representa a una sola cultura: hay por lo menos 37 países que tienen el inglés como lengua oficial. Según datos de Teaching English to Speakers of Other Languages (TESOL), de cada 5 hablantes de inglés en el mundo, sólo 2 son hablantes nativos. Entonces, cuando hablamos de cultura… ¿la cultura de quién? La primera cultura de la que hablamos es de la nuestra, y no hay ninguna razón para que no haya una búsqueda de identidad a través de la enseñanza de una lengua. Sin embargo, el tema es sensible porque mucha gente lo ve como adoctrinamiento cultural. Lo que es claro y hay suficiente investigación que lo demuestra, es que a mayor número de idiomas, más apertura mental de las personas y más respeto por las diferencias.
AT: ¿Cuáles serían las condiciones necesarias para elevar el nivel de lengua de docentes y estudiantes?
RR: Lo primero que hay que decir es que estas metas no son unilaterales o establecidas al azar sino resultado de un trabajo de línea de base y de una evaluación a partir de la realidad. Son metas que se pueden cumplir en condiciones ideales y privilegiadas y en las reales de nuestros salones de clase en el sector público. El primer cambio con relación a las metas está en nuestras mentes, en las mentes de los docentes. Debemos creer que el cambio es posible para que se pueda adelantar.
AMTM: Me parece muy positiva la propuesta del Ministerio de Educación de elevar en forma significativa los niveles de capacidad de lengua de los docentes de inglés y de los estudiantes de undécimo grado, en un tiempo relativamente corto: para el 2010. En mi experiencia como profesora involucrada en la formación de licenciados en inglés, en la Universidad del Valle, sé que en el país existe una trayectoria significativa en formación de docentes de lenguas extranjeras. Muchos de estos egresados han trabajado con éxito en colegios monolingües y bilingües. Creo que es importante unir esfuerzos, para que el Ministerio edifique sobre estas fortalezas, enriqueciéndose con los aportes provenientes de visiones extranjeras como el Marco Común Europeo, siempre y cuando se adapte a las realidades del contexto colombiano.
AT: Además de las acciones que se vienen desarrollando, ¿qué otras podrían ser útiles para el éxito del Programa Nacional de Bilingüismo?
AMTM: Con excepción de San Andrés y Providencia, en Colombia el inglés no es una lengua usada para la comunicación en la vida diaria; es bien importante que los docentes y los estudiantes tengan experiencias comunicativas significativas en esa lengua. Las inmersiones en lengua extranjera, en boga en los años 80, son una estrategia útil para aprender otra lengua y perder el miedo a equivocarse. Los intercambios con instituciones de habla inglesa también ayudan a convencer a los estudiantes de la necesidad de saber comunicarse en otra lengua. Por último, el acompañamiento interinstitucional, en relación con prácticas bilingües, me parece una propuesta interesante, que puede traer beneficios mutuos.
RR: El primer paso es admitir nuestro estado actual. Los profesores, los colegios, las Secretarías de Educación, las alcaldías deben poder identificar su situación actual y proponer dos enfoques de trabajo: remedial, de mejoramiento del nivel de inglés teniendo en cuenta dos elementos fundamentales en los maestros, el idioma y la pedagogía; el otro enfoque es más prescriptivo: los programas de formación de futuros maestros deben cumplir con niveles de calidad y estar listos para medirse con instrumentos como los que plantean las Evaluaciones de la calidad de la educación superior en Colombia. Después de todo, la producción de estándares es importante porque permite indicar qué se debe lograr. Los estándares son retadores por naturaleza y al evaluar los logros en relación con ellos, se identifica claramente qué tenemos que mejorar. Así se formulan Planes de Mejoramiento y se va completando un ciclo de calidad en el cual está inmersa la formación del docente. Finalmente, otro aspecto adicional a lo propuesto por el Ministerio es la consolidación de las agrupaciones profesionales o redes de trabajo académico.
AT: ¿Cómo hacer para que los estándares se traduzcan en clases de inglés motivantes, significativas y retadoras?
AMTM: En mi opinión, los estándares indican las metas pero no los caminos para llegar a ellas. Tienen que ver con procesos de evaluación más que con procesos de enseñanza-aprendizaje. Son importantes pero no suficientes para garantizar el éxito. Me parece que hay que pensar los procesos de enseñanza-aprendizaje y de evaluación de manera integral. Es precisamente en este aspecto que los procesos de formación profesoral (Teacher education and teacher development) adquieren una importancia vital. La formación continuada de educadores hacia una práctica reflexiva y crítica garantiza una docencia eficaz.
RR: Se tomó la decisión de definir unos niveles mínimos de dominio del idioma para profesores y los estudiantes de grado 11. Se utilizó como referencia el Marco Común Europeo. Desde ahí se pueden identificar las habilidades específicas. Los profesores encontrarán una descripción clara de los objetivos de cada uno de los dominios, por ciclos; también recomendaciones sobre qué debería saberse para cada uno de los grados. Lo que los profesores tienen frente a ellos es el qué, pero tendrán que trabajar en el cómo, el cuándo y bajo qué condiciones.
Por otra parte está la actitud ante el cambio. En un estudio de Elise Rockwell, investigadora del CINVESTAV, en México se llevó a cabo un seguimiento a profesores que asistieron a programas de entrenamiento. Los resultados fueron dramáticos porque se encontró que, una vez cerrada la puerta, muchos docentes tendían a seguir trabajando con los esquemas anteriores. Entonces, la pregunta sería ¿qué puedo plantearme que sea novedoso y que rete la imaginación?
AT: De acuerdo con su experiencia en la enseñanza de una lengua extranjera, ¿qué les recomendaría a los maestros de inglés?
AMTM: Para mí, la clave del éxito es la motivación. Si uno como profesor o profesora mantiene la convicción de que con los estudiantes se puede crear conocimiento, interactuar en una lengua extranjera de manera interesante y significativa, lograr avances considerables a través de actividades que llamen la atención de los aprendices, es muy probable que su convicción se transmita a los estudiantes. Un elemento metodológico valioso, en un país latino como Colombia, es el uso del role play. Asumir un papel muchas veces permite al estudiante dejar de lado su timidez o resistencia a interactuar en inglés, y sorprender positivamente a sus compañeros y a su profesor.
RR: El primer grupo de recomendaciones tiene que ver con el idioma mismo; el segundo, con la práctica, la reflexión y la investigación; y el tercero, con la responsabilidad social. Saber el idioma significa que soy un usuario competente del idioma. Saber acerca del idioma, que tengo los conocimientos de su estructura. Saber enseñar el idioma, que hago uso de todas las pedagogías comunicativas en su enseñanza. El segundo grupo es la práctica reflexiva. Todo docente debe plantearse como investigador dentro del salón de clase y buscar prácticas de aula que permitan superar las dificultades. Un tercer aspecto es la responsabilidad social. Estamos enseñando un idioma y a través de éste somos educadores de ciudadanos y no instructores de lengua.
AT: Con el bilingüismo en las escuelas, ¿cuáles son los retos que se les presentan a los docentes?
AMTM: Los docentes de inglés enfrentan la tarea de ayudar a sus estudiantes a mejorar sus habilidades y capacidades en esta lengua. Es un primer paso para un programa bilingüe a largo plazo, en el que se contemplen acciones conducentes a una enseñanza bilingüe en equipo (team teaching), en ciertas áreas curriculares; de esta forma se involucrará a profesores de otras áreas.
RR: Para mí, el reto para el docente es verse como una agente de cambio. En muchos países se ha demostrado que el rechazo puede dar al traste con cualquier política educativa. Otro reto es informarse. En momentos de cambio hay desinformación. Es importante saber quién está proponiendo el cambio y abrir foros. El tercer reto es el análisis crítico. Estamos convencidos de las bondades del cambio, pero eso no significa que no deba pasar por una revisión crítica propositiva.
AT: Hablemos de la enseñanza de la segunda lengua en las áreas en donde hay minorías étnicas…
AMTM: Según Lilia Triviño, de la Universidad del Cauca, las cosas son más complicadas para los docentes de programas bilingües en las comunidades minoritarias. Hoy en día, hay maestros bilingües y no bilingües que trabajan en estos programas y cumplen papeles distintos. Los no bilingües pueden fomentar en sus estudiantes conciencia de ser bilingües y de sentirse orgullosos de su lengua y de su cultura. Además, si estos maestros aprenden la especificidad cultural de la lengua vernácula, pueden ayudar a sus estudiantes a entender diferencias conceptuales. Por ejemplo, es importante que un maestro que trabaja con guambianos sepa que para ellos el pasado está al frente y el devenir atrás. Los maestros bilingües tienen más posibilidad de ayudar a sus alumnos a usar sus dos lenguas pero, a veces, los padres de familia muestran más interés en que sus hijos aprendan español, en vez de la engua indígena. En este caso, el maestro tendrá que encontrar maneras de utilizar la primera lengua para apoyar la enseñanza del español.
RR: Colombia es un país multiétnico y multilingüe. La Constitución protege a las diferentes etnias en cuanto a sus sistemas de creencias y gobierno, su identidad cultural y su lengua. Cuando se pensó en el esquema de etnoeducación, se sopesó un tema complejo de enseñanza del español y de la lengua de cada etnia y la influencia de este esquema en la supervivencia de tales etnias y sus culturas.
Ahora bien, la enseñanza de una lengua extranjera, como el inglés, se debe ver desde la perspectiva del derecho de colombianos y colombianas de poder comunicarse con otros compatriotas y otros miembros de la comunidad internacional. Congruente con esta visión, es función del gobierno y de las entidades de educación ofrecer a las etnias esta posibilidad. Desde el punto de vista del aprendizaje mismo del idioma, para mí, no ha sido sorprendente que algunos de mis alumnos provenientes de distintas etnias tienen una altísima capacidad de aprendizaje de otra lengua, que en todos los casos es la tercera.
AT: Como aprendices de una lengua extranjera, ¿qué les sugieren a los maestros para que sus estudiantes mantengan una motivación hacia el aprendizaje permanente del inglés?
AMTM: En mi experiencia como aprendiz de francés, alemán y, recientemente español, lo que facilitó el desarrollo de mis capacidades fue, en parte, el ambiente del aula. Como dice Stephen Krashen (1983), si se logra bajar el filtro afectivo, los estudiantes se sienten con más confianza para intentar comunicarse en la lengua extranjera, a pesar de su temor a cometer errores. Estos deben ser vistos como indicadores de la etapa del proceso de aprendizaje y no como fuente de vergüenza o castigo (Ellis,1994). Si uno está nervioso y con tensiones, el filtro afectivo es alto y no logra comunicarse de una manera eficaz. Si está relajado, siente confianza y que no va a recibir castigo por una mala respuesta, el filtro afectivo baja y la persona logra comunicarse más y mejor.
RR: Motivación es tener motivos para algo. Hemos visto en los colegios que un docente que premia a los estudiantes con puntos positivos o negativos, si hacen A o B, genera un sistema artificial. La única motivación para que los estudiantes aprendan tiene que ser una razón real: puede ser instrumental o integral. La primera es: ‘Yo necesito el inglés para preparar un examen’ La segunda, recoge elementos de la instrumental: ‘Yo necesito y quiero aprender porque deseo hacer parte de la comunidad internacional’. Por otro lado, no se puede privar a las personas menos favorecidas de una posibilidad. Le apuesto a la posibilidad de ofrecer la posibilidad.
AT: ¿Cómo se puede articular el Programa de Bilingüismo con el uso pedagógico de los medios de comunicación y las tecnologías de la información y la comunicación?
RR: Nuestra herencia de hace muchísimos años, el Fondo de Capacitación Popular, le apostó al sistema de primaria y bachillerato por radio. Al incluir programas de radio y televisión en inglés, se democratiza el aprendizaje. La tecnología permite la comunicación bilingüe a través de Internet y del correo electrónico. En muchas regiones e instituciones se hacen esfuerzos para dotar a los colegios de computadores o de laboratorios de idioma, pero también hay que mejorar la metodología. La primera apuesta es por la calidad docente, ya que hemos visto laboratorios de nuevas tecnologías excelentes, desperdiciados por falta de formación en el uso.
AMTM: A veces la gente piensa que el solo hecho de tener Internet o video es suficiente para un desarrollo metodológico. Se ha visto en otros contextos que la educación bilingüe, o programas de intensificación en lenguas extranjeras, no llevan por si solos a las metas deseadas. Los medios y las nuevas tecnologías pueden incentivar a los maestros a cambiar sus prácticas pedagógicas, dándoles acceso a nuevos recursos didácticos. Los recursos son muy importantes para lograr un impacto en los programas de bilingüismo.
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